sábado, 25 de mayo de 2013
Capítulo 1 *Anne*
Las cinco y trece de la tarde. Aterrizaba el avión. Me bajé, y fuimos a merendar a una cafetería. Estaba bastante entusiasmada. ¡Me esperaba una nueva y fantástica vida! Pero no podía evitar acordarme de él.
Fui con mi madre al baño y me miré al espejo. Yo no me definiría como una chica guapa, más bien, original; como decía mi madre. Tenía el pelo negro como el carbón, heredado de ella y los ojos azules como el cielo, heredados de mi padre. No tenía la piel ni blanca ni morena. Lo que menos me gustaba de mi era mi altura, que nadie sabía de quién la había heredado. ¡Media metro y medio! Todas las de mi antigua clase estaban entre el metro sesenta o setenta. Pero tenía la altura perfecta para él, con su metro cincuenta y cinco. Sabía que las chicas inglesas eran bastante altas, pero ahora no debía preocuparme por eso.
Terminé de lavarme las manos y fui de vuelta a la cafetería, a coger mi bolso para subirnos al taxi. Nuestras maletas habían llegado ayer y nos estaban esperando en nuestra nueva casa. No me había llevado todas mis cosas, únicamente lo imprescindible, ya que podíamos permitirnos renovar nuestros armarios y comprar cosas nuevas. La casa era azul cielo por fuera, la típica casa inglesa con jardincito, pensé. Pero estaba equivocada.
Por dentro era totalmente moderna. Tenía dos plantas. En la de abajo estaba una gran cocina totalmente equipada, ya que a mi madre le encantaba cocinar, un baño con ducha y bañera, un enorme salón y un gran estudio con tres ordenadores. En la planta de arriba estaban mi habitación, la de mis padres y una de invitados. Entré en la mía y cuando la vi no lo pude creer. Estaba pintada en blanca. La cama era bastante grande, rosa y con las sabanas blancas. Había una pequeña mesilla, un escritorio, un tocador y lo más increíble, ¡un gran armario vestidor! Estaba vacío, pero tenía un montón de cajones y perchas para colocar mi ropa, complementos y zapatos. ¡Estaba deseando ir de compras! Fui a darles las gracias a mis padres y a decirles que me había encantado mi habitación. Pedimos una pizza y comida china y después me fui a dormir. Mañana era domingo y tocaba organizarlo todo y prepararme, porque al día siguiente empezaba la escuela.
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